27.10.09

Horósloco (Aristidemo)

Y bueno, soy Escorpión. You know what I mean: enérgico, emocional, apasionado, magnético. Esto de magnético lo he notado más últimamente. Por ejemplo ahora, aquí, contigo.
No lo tomes a mal; sólo digo que los escorpiones son buena gente; que se puede conversar con ellos; que te traicionarán a la primera oportunidad y que fingirán una demencia absolutamente sincera al pedir perdón. Adorables y rencorosos, la pura verdad.
No somos como Aries o Leo, tan confiados y patanes; ni como Cáncer y Capricornio que son tontos hasta la vergüenza; Acuario nos cae bien... déjame adivinar: eres Piscis, ¿no?
¿Libra?
Bueno, no creo mucho en esas cosas. Es sólo un pasatiempo. No es que ande por la vida escogiendo a la gente por su signo. Hace tiempo salí con una Tauro y, contra toda expectativa, nos fue bien. ¿Que qué pasó? Well, se quería casar. Así son las Tauro, luego-luego quieren contrato, pastura y establo; puro trabajar y trabajar.
Claro, en esta vida hay que ganarse el pan; pero, oye, si ya tengo pan ¿para qué quiero caviar? Soy flojo, lo acepto. Si fuera por mí no movería un dedo.
Aunque en estos últimos días me he descubierto un gen responsable que me era completamente desconocido. ¿Has escuchado aquella frase de que no hay huevón que haga mal las cosas? Pues es verdad. Hace un mes yo dormía diez o doce horas diarias y ahora apenas duermo cinco, desayuno y me voy a trabajar; me la paso ocho horas encerrado haciendo lo que tengo que hacer, haciéndolo bien y rápido. Porque, aunque suene mamón, para hacer pendejadas mejor me quedo en mi casa. Además, de no estar ahí no te hubiera conocido. Desde el primer día me gustaste; me dije: “Esa grandota está bien suave, ha de ser Piscis”.

Me tardé porque así somos los escorpiones: esperamos y esperamos hasta que el veneno sale solito. En este caso un veneno ligero y dormilón. Remember?, te veía-me veías, me veías-te veía, I see you-you see me, y así hasta que hoy te dije Hola-cómo-estás, ya me cansé de verte. Es decir, quiero verte pero de cerquita, ¿comemos juntos?
Cierto, primero pregunté tu nombre...
¿Que cómo te llamas? ¿Crees que se me olvidó?... ¿Por qué piensas eso?... ¡Claro que me acuerdo de tu nombre!... Es sólo que estoy recordando...

Discúlpame, te juro que no vuelve a pasar. No te enojes. Es parte de lo que mi ascendente Géminis trae consigo: una especie de amnesia; una distracción tragicómica. Tú tienes mucha culpa también; siendo tan guapa, uno se olvida de todo fácilmente. En verdad. Mira, por ejemplo, de Rubí no se me olvidó el nombre, ¿por qué? Porque la pobre Rubí es fea. Sí, ya sé que es tu amiga. Yo no dije que fuera mala persona, sólo que es fea. Sí, tienes razón, lo que importan son los sentimientos. Pero está muy fea. ¿Bonitos ojos? ¿Los tres?
Está bien, ya no digo nada. ¿Por qué hablamos de Rubí? Te salió lo Libra, siempre defendiendo a los demás. Pero tienes razón, algo bonito ha de tener. La verdad es que soy muy visual, vanidoso, banal. Esto tiene su razón antropológica, evolutiva; se trata de mejorar la especie ¿no? Ustedes, sean del signo que sean, actúan según las mismas leyes de atracción: me gustas-te gusto; me gustas-vamos a bailar; te gusto-veme pasar; me gustas-te gusto-¿a qué hora tienes que llegar? Claro, el roto y el descocido. Pero, a ver, tú que eres descaradamente bella, sácame de una duda, ¿por qué te me quedas viendo así? ¿Cómo que cómo? Así, fijamente, intencionalmente, sonriendo. Sí, sonriendo. Llevabas un vestido verde la primera vez -los escorpiones nos fijamos mucho en eso-; sastre verde y medias negras. Te vi marcando tarjeta-me viste salir antes que tú, te vi pasar detrás de mí cuando me detuve a preguntar por el precio de un disco-me viste dirigirme directamente hacia la esquina en que esperabas a que el tráfico cesara, te vi-me viste-y-las-palabras-se-hicieron-agua-en-mis-labios. Por eso di la vuelta en una especie de huída dislocada, torpe, sin decirte nada, escapando. ¿Miedo? Sí, puede ser. Los que dicen no sentirlo no son valientes sino idiotas. El miedo es el motor que pone todo a funcionar.
Tu piedra es el topacio; tu color el azul; tu número el mil trescientos dieciséis. A mí se me da lo místico por naturaleza. No sé cómo explicarlo; veo, sueño y siento cosas... Cosas extrañas. No puedo ver tu aura pero sé que eres racionalmente tranquila, racionalmente loca, racionalmente soñadora, racionalmente racional; que prefieres tu sala a cualquier bar, tu cama a cualquier motel, tu patiecito trasero a cualquier playa todo-pagado. Sé que eres buena cocinera, mala deportista, preocupona, responsable y que lloras cuando bebes. Casi puedo asegurar que te gusta la música de Brahms.
¿Que quién es Brahms? Olvídalo, ya está muerto.

El sexo es importante, always. Porque, no quiero que me mal entiendas, sin sexo no hay amor. Y al Escorpión siempre le hace falta carne que picar. Aunque, la mera verdad, he pasado largas temporadas sin más víctima que mi mano. Onanista precoz, he tenido la filosofía aquella de que no hace falta lo que no se piensa. Y también he tenido el vicio ese de masturbarme dos o tres veces al día. Un tiempo estuve haciendo una serie de ejercicios de estiramiento para el pene y no obtuve los resultados deseados. A los cinco días tenía toda la carne hinchada y roja, me ardía y era más pequeño que nunca...
Tienes razón, perdón; no es tema de conversación. Costumbre de solitario. Crazy for feeling so lonely.

No es que no me guste salir a los bares o que no sepa bailar o que crea que es estúpido gastar tiempo y dinero en alguien que no quieres conocer. Supongo que a ti te sobran anécdotas de tipos que lo único que te provocaban eran ganas de huir. Quién sabe, tal vez ahora mismo estás así. No me aíslo por aparentar fastidio o desengaño. Lo mío es físico; el cuerpo se niega a funcionar correctamente en esas situaciones; se traba, bajan sus defensas, la presión, le duelen los pulmones, las rodillas, los cabellos; se le acaban las ganas y anda como zombi asoleado.
Pero todo depende de con quien. Contigo no sólo no siento nada de eso, sino que hasta estoy creando anticuerpos desde el momento en que dijiste que sí. En serio, me siento a todo dar. I insist: Libra no es lo que esperaba, pero es lo mejor que me ha podido pasar. Todo eso de los escorpiones y sus signos afines es pura distracción. No vayas a creer que lo tomo muy en serio. El día que murió mi madre, Cáncer, el suyo decía: “Grandes proyectos tocan a tu puerta”. Sucede que hasta hace poco tuve mucho tiempo libre y me dediqué a estudiar los cuadrantes astrológicos, por pura ociosidad, sin ningún afán, aburrido nomás. Es interesante hasta cierto punto. Vaya, uno puede vivir de eso. Te sorprendería ver que hay demasiadas coincidencias para que se les pueda seguir llamando así. Aunque, después de todo, la vida no es un guión...

19.10.09

SOLILOQUIO III - RECUERDO DE OCTUBRE


Caminaba por la ciudad, fría, atestada de gente, gris, inundada de recuerdos, ajena.

Los transeúntes ni siquiera me miraban y yo sentía la luz de neón sobre el rostro como si un sol artificial se ensañara en mí. Quería regresar pero no era justo. Mis demonios extrañaban la calidez de sus palabras, la serenidad de su voz y su sonrisa. Mis demonios estaban empeñados en embriagarse con su música y su lunfardo. Mis demonios – acompañando a mi ego – estaban decididos a envasar su amor, su dolor, para conservarlo hasta la eternidad.

Caminé de vuelta al piso donde me estaba quedando, con la mirada libidinosa bailando en mi rostro, justificándome: es el paquete completo con instrucciones en arameo y sin garantía.

Era lo que había y no tenía por qué ser mejor ser humano. Nadie tiene que ser mejor ser humano...

Somos carne y piel y nos empeñamos en tener alma cuando el alma no puede estar
encerrada entre los barrotes de nuestra anatomía. El alma no puede entender que el cuerpo y la piel no están allá, con vos. Mi pie no te recuerda, pero busca tu presencia bajo las sábanas todas las mañanas. Mientras tanto, mi memoria real se pone de acuerdo con mis demás memorias para recordar que no hay ni siquiera un vago “quizás” para vos y para mí.

De pronto me veo deshojando margaritas sobre la pradera con los pies descalzos y la imagen de una muñeca europea de los años treinta me asalta. Mi Blue Jean estrecho con rotos en las rodillas, un rock en español de principios de los 70's y una trova cubana sin sentido - y sin latido - me persiguen para decirme que no podía soñar.

Prendo un cigarrillo y mi algarabía interior se silencia.

Un punteo de guitarra de Jimmy Hendrix hasta lanzar un grito desesperado rompe el absurdo.
Quiero escapar de aquí. Voy a matar cada uno de los sueños como se matan las crías mal formadas de una manada, las que no subsistirán: ¡Ahogadas!

SOLILOQUIO II - ESPACIO INDIVIDUAL


(Fotografía cortesía de Alejandro Lopez Palacios)

Soliloquio II

Miro en silencio cada rostro que sube y baja...

La chica de la ventanilla que deja correr unas lagrimas, el viejo que sonríe mientras regaña a un chiquillo que juega entre la gente, el hombre de mediana edad que mira con desesperanza la publicidad de una revista de automóviles, la mujer madura que se acicala un poco para su cita...

¿Qué nos está pasando a todos que ni siquiera murmuramos?

El silencio perturbador que rodea el espacio individual está lleno de ruidos mas no de voces, ni gritos, ni proclamas. Dormidos sobre la vida y la dejamos pasar, somos tantos tontos que no usamos la vida porque en silencio la dejamos pasar.

- ¡Oiga, señora! ¿Para dónde va? Se le han quedado veinte pesos de silencio en la silla. No diga nada, es mejor callar. Váyase al infierno, señora, pero sin hablar... calladita y despacito sin musitar, se le va la vida en silencio, dejando veinte pesos de él en cada parada, en cada estación. ¡Señora! su hijo la mira, señora, no me diga nada, señora, pero deje de llorar. ¿Cuándo decidió quedarse callada? ¿Cuando su mirada se tornó vacía? ¡Señora, ya se tiene que bajar!

La estación del metro sin voces
llena de ruidos

y llantos sin palabras

y llantos sin lágrimas

y llantos de soledad.

Soledad



No me importaría
volver a caer
con tal de no seguir
cerrando mis ojos
y ver sólamente
el reverso de mis párpados.

SOLILOQUIO I - COMPLICE DE LA IDIOTEZ



SOLILOQUIO I



Me he vuelto más idiota a pesar de que mi madre siempre habló de la sabiduría que traerían los años. Me he vuelto la idiota que hace burbujas con el jabón de la tina o con las babas cuando me acuesto boca arriba mirando el techo haciendo tiempo para la solitaria cena de las 7 y las noticias de las 10.

Me volví la idiota que nada sabe porque nada aprendió de esos años que se fueron de sus manos esperando el momento de...

El momento de...

Me volví la idiota que visita al médico cada mes esperando que encuentre un tumor en el hipotálamo que explique este estado. La idiota que hace fila en el banco y espera su turno con la mente callada. La idiota de ojos perdidos que mira pasar los autos durante horas. Una idiota que se lava los dientes tres veces al día y hace pis antes de salir de la casa. Que guarda en una alcancía las monedas y barre hacia fuera de la casa. Que camina 40 minutos al día para mantenerse en forma y come verduras y carne magra. Que mira ansiosa el teléfono los 5 de cada mes esperando que llame el chico de las suscripciones para entablar una conversación amena de 3 minutos.

Me he vuelto más idiota con los años viendo pasar la vida a través de ese ojo chico de la puerta cerrada, envolviéndome en el silencio abrumante de las paredes blancas. Coleccionando recortes, envolturas, etiquetas y frasquitos.

Me he vuelto cómplice de mi idiotez alimentándola de recuerdos.

Y hoy estoy aquí,
en silencio,
con la mirada perdida
intentando escribir
algo que me haga llorar.
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