22.1.07

Para Carmen Posada (Por Julio Escobar - Giuliosanuto)

giuliosanuto,16.01.2007

PARA CARMEN POSADA
Qué nostalgia al evocar
las frescas tardes caleñas
de rubias, prietas, trigueñas,
con Jaime Ortiz Alvear
paseando de bar en bar
entre salsas y guarachas
cazando dulces muchachas
y en las humildes cabañas
del pueblo, como alimañas,
zancudos y cucarachas.

Cuántas perennes historias
del negro Sabas Caicedo
del ñero Nelson Pinedo
con sus cubanas memorias,
las sabrosas pipitorias
que cocinaba Rogelio,
los cuentos del Flaco Celio,
la voz de Tito Cortez
cuando cantaba al revés
tragando globos de helio.

Los pies de Piper Pimienta,
la voz de Wilson Saoco,
los golazos de Baiocco
del Cali de los setenta,
por nunca pagar la cuenta
esquivar a Pardo Llada
el incendio en La Cascada
las trabas de Daniel Santos,
tantas historias de tantos
que evocar no cuesta nada.

Golear con Hilde y con Pedro
el equipo mas titino
que armó Camilo Cervino
en los Textiles El Cedro,
gritar pasajes de Fedro
jugando en Comfamiliar
según el plan peculiar
del Profesor Julio Tocker
y dejar preso en un locker
al referee Isaac Bitar.

Quiero forzar mi destino
y regresar a la tierra
donde el Loco Sinisterra
pronosticó con gran tino
que nuestro arquero argentino
sería la mosca en la sopa
al entregarle la Copa
en bandeja a sus paisanos
y después ser tan marranos
de repetir esta stoppa,

Quiero desandar mis pasos
y el pasado hacer presente
anegando en aguardiente
mis penas y mis fracasos,
bajar en Cali los brazos
y sentarme en un andén
como antaño en un edén
de muchachas, trago y farra
y cantar con mi guitarra
los versos que se me den.

Quiero recobrar la calma
que sólo Cali me brinda
porque es la ciudad más linda
que adoro con toda el alma,
proclamar con Tomás Palma
que Cali es un caramelo
que es justo llamar al suelo
donde nací, tierra mía,
Capital de la Alegría
y La Sucursal del Cielo.

Despedida (Guillermo Zamora - Toshiro, Don Fune, Cariño)

Despedida

Te mandé un correo que, tal vez, nunca leerás;
pero déjalo que navegue por el espacio
que encuentre su estrella
que busque su arena
que llegue a su letra.

Quizá, algún día,
llegue a la Luna y, pueda, puede,
que te diga lo que digo:

Que el mar en su sombra contemple la espuma que construye en la roca; que el coral en su azul casa forme horizontes ya plenos de vientos; que la blanca nostalgia siembre los límites del tiempo que no sabré de ti.

Es tan sólo La Cara de la Luna.
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